S.- Hoy he tenido un jaleo que no sabía si era jueves o miércoles y luego me he tirado toda la mañana pensando cómo se llama Obama de nombre. Sólo pensaba: Osama Obama. No. Obama Bin Laden. No. Y era frustrante. Luego se me ha olvidado pero cuando he visto las noticias y he oído Barack Obama ha sido un gran alivio para mi chola. Me estoy quedando más tonta que tú – Anteriormente a esta conversación E. había comentado que un día al ir a sacar dinero no se acordaba de su número súper secreto y le había entrado un grandísimo agobio, como si tuviera 80 años y fuera a salir en pantuflas a la calle el día menos pensado.
E. – Esas cosas pasan. A mí también me pasa eso. Tenemos el despiste ese de la muerte.
S. – Yo me estoy quedando sin neuronas, lo estoy asumiendo. Las estoy matando a todas pero bien.
E.- Hoy en día si no bebes ni fumas ni te evades, matas más sólo de darle vueltas a la olla. Así que ya sabes. – Los consejos de hermana mayor de E. nunca han tenido precio. No intentéis ponérselo.
S.- Sí, sí. Si yo las quiero bien muertas, no te creas.
E.- ¿La neurona de Obama? ¡Eso es casi un atentado!
Oh-oh. Zuckerberg tira su copa de coñac al suelo y enciende todos sus sentidos. Obama, Bin Laden y atentado, ¿todo en la misma conversación? Seguro que hay un botón rojo para casos como éste. Lo peor de todo es que es un tema bastante recurrente, no preguntéis por qué. O sí, hacedlo, pero ya os lo contaremos en otra ocasión.
S.- Sshhhhhhh!! Que nos pueden acusar de ciberterrorismo o algo peor y nos mandan a vivir a una piña debajo del mar.
E.- ¡No queremos!
S.- O sí. Depende de las condiciones. A mí lo de vivir en una piña no te creas que no me gusta.
E.- Bueno, vale. Si soy Patricio o Bob Esponja, sí. Pero paso de ser Calamardo.
0 comentarios:
Publicar un comentario